lunes, 11 de noviembre de 2013

...sólo es una tarde mas contigo...

Los coches no frenan, salvo en los semáforos obligadamente. Las calles, llenas de gente que, al parecer tiene una vida fuera de allí. Los autobuses salpican enfadados, como si quisieran que desaparecieses. Como siempre, llueve, y, no a todos parece importar. Aquel elegante hombre desaliñado, corre, se está mojado y aquel otro ni se inmuta mientras lee la prensa. Ráfagas de olor a cannabis, vagabundos y vagamundos por todos lados. Empujones y paraguas rotos. Parejas discutiendo y viejas interrumpiendo besos. Parece que todo está equilibrado a nuestro entorno. A nuestro entorno, bien digo. Yo, gritándote en broma, haciéndote rabiar, alterando la normalidad de las grises calles, obligándote a saltar los semáforos grises, desafiando un poco a la lluvia gris y a lo que ello representa, escuchando las flautas desafinando, los pianos de fondo o las trompetas repetitivas, sólo es una tarde mas contigo, una de las treinta y ocho mil que nos quedan...

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